SINOPSIS
Fred Madison (Bill Pullman), un músico de jazz que vive con su esposa
Renee (Patricia Arquette), recibe unas misteriosas cintas de vídeo en
las que aparece una grabación de él con su mujer dentro de su propia
casa. Poco después, durante una fiesta, un misterioso hombre (Robert
Blake) le dice que está precisamente en su casa en ese instante. Las
sospechas de que algo raro está pasando se tornan terroríficas cuando ve
la siguiente cinta de vídeo...
David Lynch salto a la fama cuando en 1990 creo esa serie de culto llamada Twin Peaks, una serie en la que había un asesinato y todo era raro y peculiar de cojones. Bueno pues David Lynch que ya tenia una fama de rarito por todo lo que había echo antes, después de que cancelaran la serie. Y después de eso, hizo una secuela de la serie en formato película que no convenció a casi nadie(Fuego camina conmigo, 1992) Y luego, 5 años después dirigió esta película, de genero inclasificable que solo esta dirigida para los fans del director, que cada producto que saca ya es catalogado de culto(miradlo, es cierto) y que solo es una película extravagante, sin un hilo argumental definido y con una atmósfera a veces recargada y asfixiante, otra parece un anuncio de compresas(sigo sin comprender la escena de unos 30 segundos que se utilizan básicamente para enfocar un perro) La sinopsis solo es la punta del iceberg, porque bajo la premisa de unas cintas de vídeo que llegan a la casa de un saxofonista y que tiene imagenes grabadas de su vivienda solo ocupa los 40 minutos y que están muy bien dirigidos y que tiene en su culmen la escena del protagonista en la fiesta y ese hombre bajito sin cejas interpretado de forma genial por Robert Blake, una escena en la que todo de repente se vuelve bizarro y aterrador, que funciona porque aparece de la nada y es todo tan marciano, que apoyado por una gran dirección, es de lo poco que merece la pena
Y de repente, sin que venga a cuento la película pega un giro absolutamente radical en el que las cintas de vídeo pasa a ser un mero mcguffin, para contar otra historia diferente con otros actores, que bien podría ser otra película distinta simplemente por el hecho de confundir mas al espectador. Y es que cuando piensas cuando la película va de algo realmente vuelven a incidir en otro giro argumental que limita al espectador a resignarse, ver la pelicula como algo extraño y dejar que fluyan las imagenes sin que puedan hacer nada, sin poder resolver el galimatías que el señor Lynch preparó en su momento y que a día de hoy dudo mucho que realmente alguien sepa de que va esto, por muchas elucubraciones que pueda haber por internet. Llegado un momento fue lo que hice, prestando atención a lo que me contaban pero sin poder buscarle una lógica, pero es que por si fuera poco tampoco vale como excentrico entretenimiento, ya que su ritmo lento puede llegar a cansar a mas de uno.
Al final solo vale alabar el trabajo de los actores, con un excelente Bill Pullman dando vida a ese saxófonista celoso casado con una sensual mujer. Y dicho papel recae en manos de Patricia Arquette, todos sabíamos que era una buena actriz pero la manera en la que interpreta su papel, de esa forma tan sexual y demostrando el pedazo de cuerpo que tenía en el 1997, aprovechado sin ningún tipo de tapujos por Lynch, mostrando sus atributos mas de una vez.
En definitiva, lo que podía haber sido una buena película(buena fe de ello tienen esos intrigantes y entretenidos primeros 40 minutos) queda arruinado por los excesos de Lynch
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