No soy fan de las comedias y, por norma general, ODIO los
zombies. Pero hoy, aquí mi compañero, acusándome de prejuiciosa, me ha
convencido para ver Bienvenidos a Zombieland.
En un mundo plagado de zombis, Columbus (Jesse Eisenberg) es un joven
que vive aterrorizado. Pero precisamente el miedo y la cobardía le han
permitido sobrevivir. Un día conoce a Tallahassse (Woody Harrelson), un
gamberro cazazombies cuyo único deseo en la vida es lograr el último
Twinkie (dulce americano) de la tierra. Cuando ambos conocen a Wichita
(Emma Stone) y a Little Rock (Abigail Breslin), que también sobreviven
al caos como pueden, tendrán que elegir entre confiar en ellos o
sucumbir ante los zombies.
Empecé la peli mirando por encima de mis gafas de pasta
imaginarias en la punta de la nariz en modo crítica hipster ON (Se va a cagar!
Voy a poner la película a parir!).
La historia comienza, y continúa durante la película, con un
narrador en primera persona que es nuestro protagonista, interpretado por Jesse
Eisenberg (uff! Qué tiña de tío… esto promete). Se presenta como un personaje
un poco Asperger, cuyas carencias sociales hacen que nos caiga simpático sin
querer (Mierda, este tipo de personajes socialmente patosos me chiflan).
Esta voz en off serena, funciona, muchas veces, de contrapunto
con la acción en pantalla, por ejemplo, en la lista de normas. Y este recurso,
combinado con los grafismos integrados en la imagen real y las imágenes
congeladas, dan un ritmo y un tono de humor muy acertado, del que me hace
gracia, lejos del “caca, culo, pedo, pis” que tanto odio. (Primera sonrisa de
Rosana)
Por este motivo, la escena de presentación, me hizo
relajarme un poco de mi postura de Isabel Coixet y empezar a disfrutar la
película.
Jesse Eisenberg desempeña correctamente su papel pringui-simpatiquete,
pero Woody Harrelson, borda el de “Madafaka”. Sí que es verdad que este tipo de
personajes llevan consigo el fantasmeo pero, una vez que hemos dado las
licencias de este tipo de películas, mola ver como se carga a los zombies a
mamporrazos haciendo de lo que debería ser un drama, una parodia en busca de Twinkies.
Los otros dos personajes son menos interesantes: la chica
guapa, Emma Stone, una especie de seductora caza-recompensas y su hermana,
Abigail Breslin (cuyo carisma se quedó en Pequeña Miss Sunshine), que poco
aporta, más que darle un poco de fondo al personaje de Stone.
La historia se mantiene con estos cuatro personajes en
solitario, a parte de los zombies y de cierto actor de Hollywood que se
interpreta a sí mismo y que representa una de las partes más graciosas de la
película.
Hay que concederle algo a esta película y es que, con un
reducido presupuesto de menos de 24 millones de dólares, cuatro actores,
contadas localizaciones y un puñado de extras han logrado una atmósfera
post-apocalíptica más que decente y se agradece encarecidamente que, en los
tiempos que corren, los zombies estén interpretados por extras caracterizados y
no por engendros digitales mal integrados.
La película tiene vacíos, como los coches con llaves en el
contacto y el tanque lleno de gasolina esperando para ser conducidos o la electricidad
suministrada por ¿quién?. Pero, oye, que no es una película para estar mirando con
lupa. Es una película para dar licencia a esos detalles en favor del buen rato
que te hace pasar con su humor.
En definitiva, no es la mejor película que he visto,
evidentemente, pero es una comedia ligera y canalla que me lo hizo pasar bien
cuando no me lo esperaba, en absoluto.
A lo mejor, puede que, quizás sea un pelín prejuiciosa…
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