El señor de los anillos: Las dos torres (Peter Jackson, 2002)



Seguimos con LA MEJOR TRILOGÍA DE LA HISTORIA DEL CINE (no admito discusión) y hoy toca hablar de Las dos torres, la segunda de esta saga.
Esta es, seguramente, la menos valorada de las tres y yo misma estaba de acuerdo con esta afirmación. Sin embargo, con cada visionado, la veo con mejores ojos.
Es cierto que La comunidad del anillo tiene el encanto de ser la primera, la sorpresa, la que nos hace meternos en situación y entender este mundo. Pero esta segunda es más adulta, más oscura y con más acción.
Las dos torres


SINOPSIS
Tras la disolución de la Compañía del Anillo, Frodo y su fiel amigo Sam se dirigen hacia Mordor para destruir el Anillo Único y acabar con el poder de Sauron. Mientras, y tras la dura batalla contra los orcos donde cayó Boromir, el hombre Aragorn, el elfo Legolas y el enano Gimli intentan rescatar a los medianos Merry y Pipin, secuestrados por los orcos de Mordor. Por su parte, Saurón y el traidor Sarumán continúan con sus planes en Mordor, a la espera de la guerra contra las razas libres de la Tierra Media.  

La primera película nos dejó con la Comunidad dividida. Frodo y Sam a su suerte en peregrinaje a Mordor. Pippin y Merry capturados por los Uruk-hai para ser sometidos al juicio de Saruman y Aragorn, Legolas y Gimli en su rescate. Las dos torres se desenvuelve, así, narrándonos las tres historias de manera intercalada. 

Frodo y Sam vagan perdidos por la Tierra Media queriendo llegar a Mordor pero, seamos realistas: Dos hobbits que no han salido en su vida de la Comarca, solos en camino a la Puerta Negra, sin mapa ni nada… lo tienen complicado. Aquí es donde aparece Gollum, que se convierte en su guía. Interpretado de manera magistral por el rey de la captura de movimiento, Andy Serkis y, aunque canta la integración 12 años después, no tanto como cabía esperar y envejece dignamente.
Gollum es el ejemplo del daño perturbador del anillo, que ha provocado en él un trastorno de bipolaridad. Es un personaje complejo, con una personalidad ruin, egoísta y ambiciosa que ansía el anillo por encima de todo y otra inocente, infantil y sumisa que provoca en el espectador compasión e incluso ternura o cariño. 
Smeagol

Mientras que Sam es consciente de que Gollum está totalmente poseído por el anillo y no se fía de él, Frodo se apiada de él y reconoce en su parte “buena” a Smeagol, que “no fue algo muy distinto a un hobbit un día”. Frodo ve en Smeagol su posible futuro y, tal y como le explica a Sam, debe creer que va a recuperarse, pues eso significaría que él también podría hacerlo.
Gollum y Smeagol evolucionan toda la película luchando por imponerse en la personalidad del personaje y Smeagol parece adelantarse, expulsado a Gollum y sirviendo fielmente al amo (Frodo).
En su camino, los tres se topan con Faramir, el hermano de Boromir, que les da la noticia de su muerte. Faramir, al igual que su hermano, se ve tentado de llevar el anillo a Gondor para usarlo de buena fe y valerse de su poder para vencer a Mordor. Sin embargo, Faramir demuestra más fuerza de voluntad y se da cuenta de que el anillo sólo traerá desgracia y deja marchar a Frodo.
En este tiempo, es cuando Gollum vuelve a tomar el control debido al poder de anillo y, sobre todo, a la traición de Frodo.
También en este tramo de la película, demuestra su carisma Sam que, aunque siempre  a la sombra de Frodo y en segundo plano, es quien lo mantiene en pie. No pierde la esperanza, cuida de él y sigue a su lado (como buena esposa) a pesar del comportamiento que pueda tener Frodo por la influencia del anillo. Sam sigue ahí a pesar de todo porque es fiel y sabe que Frodo lo necesita aunque él piense que no y lo deja claro con el discurso esperanzador sobre los héroes de las historias que pronuncia en Osgiliath para animar a Frodo a seguir después de que Frodo casi le clavara a Dardo en un momento de debilidad al aparecer un Nazgûl (que aparecen por primera vez en esta película a lomos de unos dragones de diseño increíble).
Nazgul en Osgiliath

En la trama de Frodo, Sam y Gollum, éste último nos regala varias de los momentos más coñeros de la película gracias a su incivilización. Por ejemplo, la conversación de las papas con Sam o la canción de los “ricos peces” en el Estanque Vedado.

En otro lado de la Tierra Media, tenemos a Merry y a Pippin, en medio de los Uruk-hai y de los orcos. Mención especial a los Uruk y a los orcos y al espectacular maquillaje, sin pizca de ordenador (Bravo Peter Jackson! Tú antes molabas).
Nuestros dos medianos simpáticos huyen de los orcos hacia el bosque de Fangorn, donde conocen a Bárbol, un Ent (un ser con forma corporal de árbol que puede moverse y hablar).
Para muchos, esta parte resulta aburrida, pero a mí me parece que hace respirar a la película de forma entrañable. Bárbol es presentado como un abuelete que ya está muy curtido de la vida y vive ajeno a las batallas de otros. Vive lento y sin agobios, pues ya está en el ocaso de su vida e incluso de su especie.
Parece que Pippin y Merry han madurado un poco, sobre todo Merry, que se da cuenta de que esta guerra no es ajena y que tienen que tomar parte, pero no son capaces de convencer a Bárbol. Sólo decide implicarse cuando descubre que muchos de sus amigos Ent han sido masacrados por orden de Saruman y, dolido, convoca al resto para iniciar la Última marcha de los Ent en venganza con la banda sonora en ascenso que hace emocionarnos a más de uno.
Bárbol y Pippin

Y la historia que lleva la voz cantante y eclipsa a las demás, la de Aragorn, Legolas y Gimli en busca de Merry y Pippin. En realidad es la trama principal y de la que estamos atentos y, las otras dos, funcionan de aire para ella.
Los tres amigos se adentran en Fangorn en busca de Merry y Pippin y se encuentran con una agradable sorpresa,  SPOILER (por si no has visto todavía la película, en cuyo caso mereces la muerte!) Gandalf, que tras haber derrotado al Balrog (en una escena épica “entre fuego y agua”) aparece ahora convertido en Gandalf El blanco.
Los cuatro, se dirigen a Rohan para liberar a su rey, Théoden, del envenenamiento de Saruman. Tras una especie de “exorcismo” Théoden vuelve a la cordura y, ante la amenaza de Isengard, decide refugiar a su pueblo al Abismo de Helm.
Gandalf desaparece en busca de ayuda y Aragorn, Legolas y Gimli se unen a los habitantes de Rohan en el éxodo hacia el Abismo.
En este camino, se desarrolla la pseudo-historia de amor entre Éowyn y Aragorn en el que ella queda prendada de él pero el corazón de Aragorn pertenece a Arwen (Las historias de amor innecesarias que bien podrían haber sido eliminadas de El señor de los anillos, pero claro, tenía que haber alguna y, aún por encima, tenía que ser un peñazo) y Aragorn cae por un barranco al ser emboscados por una hueste de orcos a lomos de huargos digitales. Tragedia.
Por fin llegamos al Abismo de Helm y reaparece Aragorn, que nadie se creía que había muerto y avisa de un ejército de Uruks se acerca. Y LA BATALLA! (No sabría elegir entre la batalla del Abismo de Helm y la del Pelennor. Bueno sí, la del Pelennor… pero esta tiene Uruks!).
En una noche oscura y lluviosa, la batalla empieza con humor por parte de Gimli y Legolas con su “¿te lo describo, Gimli? ¿o te voy buscando un taburete?”. La contienda tiene un ritmazo tremendo y no nos deja despegar la vista de la pantalla y es que hay pocos que le hagan sombra a Peter Jackson rodando batallas como lo hace en El señor de los anillos. Esta batalla es epicidad, con toques de humor con Gimli y Legolas contando su víctimas intercalado con la tensión en aumento hasta que Legolas no puede matar al Uruk que coloca un explosivo en el sumidero del muro. 
A partir de aquí, los enemigos ganan terreno minuto a minuto, pero nuestros amigos no pierden fuelle. Incluso el rey saca sus últimas fuerzas para alentar a grito de “¡¡Eorlingas!!” a sus hombres a luchar a su lado y no rendirse mientras suena el cuerno del Abismo de Helm. PELOS DE PUNTA. Por si no fuera poco épico, en el horizonte, aparece Gandalf, con Éomer y los Rohirrim (desterrados cuando el rey estaba poseído por Saruman) para brindar esperanza y acabar con los Uruk-hai cabalgando colina abajo acompañados de una luz cegadora y una banda sonora apoteósica que hace que se nos salten las lágrimas. ¡DIOOOOOS!
Batalla del Abismo de Helm

“La batalla por el Abismo del Helm ha terminado. La guerra por la Tierra Media no ha hecho más que empezar”.

Todo esto, respaldado por un diseño de producción espectacular. Rohan con esa inspiración vikinga, el maravilloso Abismo de Helm, austero y sombrío pero sólido y seguro integrado en la misma montaña, Rivendel. El cuidado vestuario de los elfos, la caracterización de los personajes.
Y, por supuesto, LOS PAISAJES. Nueva Zelanda, te queremos!

En resumen, la segunda parte de una historia magnífica llena de aventuras y epicidad que forma parte de la historia del cine y que, si no has visto, ya estás poniendo el DVD.

Os dejo el tráiler para ir abriendo el apetito:


También podéis leer la crítica de El señor de los anillos: La comunidad del anillo





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