Hace un tiempo tuvimos en esta
santa página, una crítica de una película absolutamente espantosa. Su
protagonista, Adam Sandler, ahora ha vuelto a intentarlo con una comedia que
busca gozar del reclamo del público como la anterior. Y lo que nos encontramos aquí
es una película bastante mejor que la anterior que había estrenado Netflix,
sobre todo con un guion en el que Sandler no ha metido mano (y como se nota
gente, como se nota) y que se centra en contar una historia, que desde luego no
es el cómo de la originalidad, pero se deja ver y tiene alguna que otra escena
bastante resultona. Aunque no es una buena película y tampoco lo intenta, sí
que es un aceptable entretenimiento. Así que sin más preámbulos, vamos a seguir
a estos dos caraduras, bienvenidos a The Do-over
Max y Charlie son dos viejos amigos cansados de sus mundanas vidas que
se reencuentran en una reunión para celebrar los 25 años de su
graduación en el instituto, y deciden dar un vuelco a sus vidas para
volver a empezar de cero. Su idea: fingir sus muertes y asumir nuevas
identidades.
Tenía ciertas dudas de la calidad
de la película, sobre todo por la anterior película precedente, y es verdad que
los primeros minutos del film no son nada alentadores. Sobre todo porque tiene
una presentación de personajes cien mil veces vista. Como siempre tenemos al mítico
perdedor con una familia de mierda, con unos niños que no son suyos y una mujer
que no lo quiere nada, mientras que por otro lado tenemos al personaje
interpretado por Sandler, que como en sus últimas producciones, no hay nadie más
molón que él. Ese tema con el paso de los minutos, se va conteniendo hasta
hacer de ese personaje, alguien medianamente normal y con una historia bastante
diferente a lo visto en este tipo de comedias. Otro de los puntos fuertes que
tiene la película es que ya no está dirigida ni por ese cáncer que es para el cine de
nombre Dennis Dugan o el otro de sus amiguetes llamado Frank Coraci. Aquí tenemos
a Steven Brill, director de aquella marcianada de nombre Little Nicky que por
lo menos sabe dónde hay que colocar una cámara. Y si bien se nota, que está
mucho más cómodo cuando no tiene que rodar escenas de acción (que las hay, pero
tampoco demasiadas) sí que sabe cómo controlar el ritmo de la comedia y que
algunas escenas que desde luego caen en el mal gusto, no son tan descontroladas
como en la anterior película de Sandler. Y con respecto a la historia, hay que
decir que conforme pasan los minutos se acaba haciendo cada vez más resultona,
con un argumento bastante interesante, y es que si bien al principio cae en el
error de no contar nada y simplemente a contar como estos dos amigos se lo
pasan bien haciendo gamberradas, conforme fingen su muerte es cuando coge un
buen ritmo y no para hasta el final. Y esto se produce gracias a la buena química
que tiene David Spade con Sandler y sobre todo al personaje de Paula
Patton(desaparecida del panorama cinematográfico, y es una lástima porque tiene
carisma como para llevar el peso de las películas) Entre ellos tres consiguen
que sea una película amena y sea más entretenida conforme pasan los minutos
Sobre todo se agradece esos
puntuales momentos de acción, que si bien no están especialmente bien
resueltos, sí que son bastante dignos para una producción de esta magnitud.
Porque hablamos de una película que no arriesga en nada, ya que se limita a
seguir los patrones de la comedia actual. En este caso, el hacer chistes
recurrentes sobre miembros masculinos, hacer de un personaje un punching ball
para hacer reír al respetable, además de introducir un nuevo concepto de
sicario estrambótico, ya que tenemos a un asesino que se encarga de matar a
personajes que pululan por el film, pero después comprobamos que es un auténtico
idiota y su peculiaridad es hacer un montón de maniobras gimnastas para darle
menos verosimilitud al asunto. Los guionistas curtidos en diversas comedias sin
demasiado éxito, sí que saben montar una trama interesante cuando la película ha
puesto la quinta marcha y no baja el acelerador. Porque el hecho de que unos
doctores estén procurando una lucha contra el cáncer y todo lo que deriva de ahí,
podría decirse que tiene un poco de crítica hacia los profesionales de las farmacéuticas
y sus métodos para sacer beneficios de los medicamentos. Es algo mínimamente
maduro, en una producción de estas características, que se nota como algo nuevo
y que hace que esto no sea una película más de Sandler
Al final lo que nos queda es una película
bastante decente, una comedia que no escatima en momentos de muy mal gusto,
pero que sin duda lo compensa con una historia que es lo bastante interesante
como para tenernos entretenidos durante casi las dos horas que dura la película.
Quizá no es una buena película, pero sí que podemos hablar de la mejor producción
de Sandler en años, y eso siempre es una buena noticia
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