Hace un par de años hubo un par
de películas que trataron principalmente de lo mismo. Unos terroristas
asaltaban La Casa Blanca con el único objetivo de acabar con el presidente de
los Estados Unidos. Una estaba dirigida por Roland Emmerich y era un auténtico
bodrio, pero la otra con bastantes menos medios que la anterior, tuvo una mayor
aceptación (podéis leer nuestra critica aquí) Así que tres años después de esa
primera parte, se estrena esta segunda que tiene más de todo, más acción, más
Gerard Butler matando villanos mientras suelta un par de chistes y también puede
presumir de dar vergüenza ajena en bastantes escenas. Todo esto con un reparto resultón
(Morgan Freeman, Aaron Eckhart, Angela Basset, Radha Mitchell) con cara de
haber cobrado el jugoso cheque y esperar a que el rodaje acabe cuanto antes.
Bienvenidos a Objetivo: Londres
Tras el fallecimiento del primer ministro británico en extrañas
circunstancias, todos los líderes mundiales se reúnen para su funeral.
Pero existen planes para que el acto, que cuenta con la mayor seguridad
del planeta, sea una oportunidad para acabar con los mandatarios y
sembrar el caos en todo el mundo. El presidente de los Estados Unidos y
sus colaboradores del Servicio Secreto son los únicos capaces de evitar
la tragedia.
Tengo que decir que en su
momento, Objetivo La Casa Blanca me gustó bastante. Era una especie de Jungla
de Cristal pero dentro del recinto presidencial que tenía cierto ritmo y que
contaba con unas resultonas escenas de acción. Ahora llega el momento de hablar
de esta secuela con el objetivo de recaudar lo mismo que la anterior. En la
taquilla americana de momento no está cumpliendo ese objetivo y en las críticas
que están saliendo, tampoco la ponen demasiado bien. Y es que desde luego se
les ha ido la mano a la hora de hacer esta historia (hasta cuatro guionistas ha
tenido esta película) ya que el argumento está totalmente pasadísimo de rosca.
Tras la muerte del primer ministro británico se reúnen los grandes mandatarios
de los países para decirle adiós, y es ahí cuando se arma la marimorena
teniendo en la figura de Butler al último macho men capaz de matar secuaces de
forma bastante brutal mientras cuenta chistes a cada cual más malo. Al
principio es una película que se toma su tiempo mostrándonos al villano y a lo
que va a ser su motivo para atacar a Londres, es una escena que a lo mejor
quiere mostrar algún tipo de crítica hacia los altos mandos y su impunidad a la
hora de aceptar dar luz verde (como también
ocurre en el final de la película, en un mensaje tan jodidamente nazi que es
imposible no reírse en ese determinado momento, lo sabréis nada más verlo, pero
es la última conversación de Morgan Freeman con el malo) Luego es el show de
Gerard Butler mientras vemos a grandes edificios y monumentos de Londres siendo
atacados y destruidos por los malos. Y antes de que hablemos de las escenas de acción
que se supone que son el punto fuerte de la función, tengo que decir que no veía
unos efectos por ordenador tan vergonzosos desde los primeros años de la década
de los noventa (la escena de los helicópteros es de lo peor que he visto en
mucho tiempo, por el uso de CGI tan malo)
En las escenas de acción, cumple
perfectamente. Hay que decir que el primer asalto de los terroristas es
bastante similar al de la primera parte, atacando a los civiles y que por
desgracia puede recordar a estos hechos reales bastantes tristes que han
sucedido en la sociedad. Se reconoce que por suerte, este tipo de escenas son
bastante nítidas y sabemos quién persigue a quien, y donde está todo el mundo
gracias a la buena labor de su director y al buen uso del montaje. Es a partir
de ese momento donde la película coge velocidad de crucero y es cuando se
vuelve entretenida ya que los primeros 20 minutos son bastante farragosos. Hay
escenas como la del piso franco del MI6 donde esa escena de acción está
bastante bien planificada y contiene una escena cuerpo a cuerpo bastante bien coreografiada
y bien dirigida. Pero el gran trabajo y logro de la película, son sus dos
planos secuencias en el clímax final de la película. Es un prodigio técnico ya
que no tiene escenas que contengan ningún tipo de CGI. Es un prodigio técnico y
que me cogió totalmente por sorpresa. Pero por lo demás es la mítica película donde
los americanos son lo mejor del mundo, sin hacer ningún tipo de autocrítica y
donde los árabes son los malos malísimos, solo pensando en matar. Es el mítico
mensaje que estaba muy de moda en el cine de los ochenta, donde Chuck Norris y compañía
mataban a todo tipo de malos con un mensaje facha muy de moda en aquella época
En definitiva, y pese a sus innumerables
defectos, son 90 minutos que se pasan bastante rápidos gracias a un montaje frenético
y a la cantidad de acción que hay a lo largo del metraje. No es una buena
película y no pretende ser, pero para pasar una tarde/noche entretenida con los
amigos riéndose de la cantidad de burradas que contiene el film, es desde
luego, una muy buena opción
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