Crebinsky (Enrique Otero, 2011)

Hoy voy a hablar de una película gallega que vi por casualidad y me sorprendió gratamente (al contrario que a mi compañero). Que nace del cortometraje Os Crebinsky que hicieron, un año antes los mismos Enrique Otero y Miguel de Lira y que cultivó críticas dispares allá donde fue, ganándose premios como el de mejor guión novel en el Festival de Málaga.

SINOPSIS

Las lluvias torrenciales provocan la crecida de un río, cuyas aguas inundan un pueblo. La corriente arrastra a los hermanos Crebinsky y a su vaca, que reaparecen milagrosamente vivos en un lugar de la costa. Instalados allí, al pie de un faro, sobreviven recogiendo lo que trae el mar. Aislados de los conflictos bélicos, los hermanos crean su propio mundo: un universo particular hecho de realismo y fantasía.

No tenía ni idea de lo que me esperaba cuando empezó la película. La verdad es que me esperaba una película lenta y contemplativa de estas que te dan tanto tiempo para pensar que piensas hasta en la lista de la compra, pero no.

Con una secuencia animada en stop-motion como introducción, comienza una historia divertida y algo surrealista.
La escasez de lenguaje de los hermanos y lo tosco que resulta, así como la casa, construida a base de restos que trae el mar (crebas), pero de manera bastante ingeniosa (destaco el mecanismo para manipular un acordeón de manera que funcione como fuelle para el fuego), demuestra que estos dos personajes han tenido que desenvolverse solos, sin ejemplo, regla o convención, sino sirviéndose sólo de su instinto y basándose en el ligero recuerdo que pueden conservar de antes de quedarse huérfanos.
El casco de Feodor, hecho con una lechera vieja, o el amor irracional que tienen por la vaca, Mushka, denota su carácter infantil y las carencias con las que crecieron.

Situado en el paisaje verde y acantilado del cabo Ortegal, no logramos adivinar la contextualización histórica hasta que aparece un submarino americano, capitaneado por un Luis Tosar hablando un inglés perfecto, que ya nos ubica en la Segunda Guerra Mundial.

Lo genial de esta historia es cómo, tras una serie de desafortunadas desdichas y ajenos a todo el belicismo que se está viviendo en Europa, se ven envueltos en una persecución nazi muy divertida (especialmente el momento -"Ehhh! -Hail Hitler!", los que la hayan visto me entenderán), mientras buscan a su vaca perdida en el que resulta ser un viaje existencial de reencuentro con sus orígenes.
Con una interpretación reseñable de Miguel de Lira y de la vaca, que es una auténtica protagonista.
Todo esto, rodado con una fotografía muy cuidada, con grano y colores saturados. Amenizado con una banda sonora muy cómica, acorde con todo el film, compuesta por Pablo Pérez e interpretada por la banda tocaya de la película, Crebinsky y con un ritmo bastante dinámico que no deja caer en el aburrimiento.

En definitiva, me encontré, por sorpresa con una película gallega muy entretenida y lograda que bien se merece ser vista y que yo misma pienso reivindicar como una de mis "pequeñas joyas que nadie ha visto y siempre recomiendo"

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